Me preguntó y reflexiono acerca de qué no solamente una mujer para convertirse en madre, debe estar preparada mentalmente. Considero que eso es fundamental. Sin embargo, en el día a día en nuestro desempeño y labor de madre nos damos cuenta que hay momentos en donde el estrés se mezcla con nuestras funciones y no respondemos muchas veces como deberíamos.
¿Qué pasa cuando una madre se encuentra estresada por su labor? ¿Qué pasa cuando se cuestiona si es capaz de continuar «trabajando» en su papel como madre por su bebé? ¿Será que existe la denominación del estrés por ser madre?
Nuestro mundo nos exige convertirnos diariamente en una «súper mamá», trabajar, tener la casa organizada, dedicarle tiempo a la pareja, a los hijos, familia, amigos y a uno mismo… y esto sin duda se va aprendiendo a manejar con el tiempo. Lo principal es saber diferenciar entre lo urgente y lo importante, dandole prioridad a las cosas que merecen prioridad primeramente para así disminuir los niveles de estrés.
Nuestros hij@s tienen la capacidad de captar nuestro estado emocional, ellos saben sí estamos molestas, sí estamos contentas, sí estamos deprisa, en fin, parece mentira pero ellos llegan a conocernos más a nosotros. Tanto así que cuando estamos cogidos de tiempo, debemos salir súper rápido y ellos ese día se dan cuenta de nuestro mal día y cualquier cosa puede hacerlos más irritables de lo normal.
En esta misma búsqueda de disminuir el estrés tanto de la madre como los berrinches o ansiedad por parte de los niñ@s se sugiere tener horarios ya planificados para el menor.
Por mi parte, en estos días en donde el caos evoluciona por los 2 años respiro pausadamente, trato de todas las veces cuestionar el motivo de la rabieta, busco distraerlo con otra cosa, medio explicarle, abrazarlo y calmarlo. Cuando ya los dos estamos más conscientes de la situación, hablamos acerca de lo ocurrido. Sin embargo, hay momentos en donde no es posible hacer todo tan práctico, parece fácil pero en ese momento donde el estrés por no terminar algún deber a tiempo se mezcla porque tu hij@ no quiere comer o sentarse en la silla del carro, o de su misma rabia tira las cosas o incluso puede llegar a pegarnos, en ese momento la calma debe venir de inmediato, y crear estrategias para manejar el momento.
Muchas madres sin ni siquiera saberlo pueden estar viviendo el síndrome de Burnout Materno, el cual se caracteriza por un estado de agotamiento físico y mental. A su vez, falta de motivación absoluta por las tareas realizadas, periodo prologando de estrés, demasiada exigencia o responsabilidad. Esto quiere decir, que somos madres las 24 horas del día, 365 días exactamente del año (toda la vida), lo cual nos genera estrés muchas cosas: las tareas del hogar, desempeñarnos profesionalmente y las labores como madre (crianza). Queremos controlar todo, proteger a nuestros hij@s pero sabemos que no podemos y nos genera impotencia. Muchas veces nos sentimos frustradas porque nos cuestionamos si lo estamos haciendo bien o mal y si incluso llevamos bien el papel que amerita ser madre. Y no es fácil! Una madre es la cabeza del hogar, es quién pone los límites, el orden, quien sabe donde se encuentra cada cosa (la mayoría de las veces), quien organiza planes para toda la familia y si queda tiempo para ella.
Hoy en día, el mundo se ha empeñado a formar a la fuerza a madres perfectas. Leemos sobre la crianza respetuosa, disciplina positiva, y varios modelos de educación en el hogar y en la escuela. Tratamos de ser lo más parecidas a ese modelo, de estar en todos los eventos, etapas, sucesos de la vida de nuestros hij@s pero no nos ponemos nuestros propios límites. Si nunca dejamos a los niños solos y que aprendan a desenvolverse nuestro estilo de crianza es llamado hiperpaternidad. Como madres primerizas nos volvemos sobreprotectoras lo cual hace que tengamos más agotamiento físico y mental, y esto aumenta el estrés. Al mismo tiempo, podemos tener mayor riesgo de desarrollar trastornos emocionales.
Las madres que han decidido renunciar a su trabajo o tener un trabajo medio tiempo para pasar más tiempo con sus hij@s y satisfacer los cuidados en los primeros años de vida, podrían llegar a alcanzar un índice más elevado de estrés y tensión emocional según estudios científicos. También, sufren de estrés las madres que trabajan tiempo completo y dejan a su bebé a cargo de otra persona.
Este síndrome puede hacer que tengamos síntomas en nuestra conducta y cuerpo: ansiedad, irritabilidad, depresión, apatía, aislamiento, ganas de llorar, nerviosismo constante, negativismo, dificultad para concentrarse, pérdida del interés, sentimientos de fracaso y de impotencia; dolores de cabeza, problemas gastrointestinales, agotamiento extremo, pérdida de apetito y en los patrones del sueño. La persona con estos síntomas se siente agotada y cansada la mayor parte del tiempo.
Todas en algún momento llegamos a ser madres estresadas. Por tal motivo, debemos pedir ayuda a otro miembro de la familia para que también las responsabilidades se dividan, debemos sacar espacio para nosotras (una salida una vez a la semana no le hace mal a nadie!), debemos organizarnos en las cosas del hogar, trabajo y bebé, y por ningún motivo aislarnos. Podemos comentarle a otra amiga-madre como nos sentimos y quizás podamos «descargarnos» y darnos cuenta que en ocasiones es normal sentirse estresadas de nuestra labor. Claro! qué debemos diferenciar qué tan notorio es nuestro nivel de estrés para saber sí es Burnout (Demasiado estrés) o es simplemente que estamos teniendo un mal día o momento.
En estos tiempos, admiro a las madres con dos y más hij@s me parece un trabajo arduo cuya recompensa la tendrán a futuro.
Es sumamente importante solicitar ayuda y aprender a reconocer los síntomas para actuar antes de tiempo y que este estado no afecte nuestras vidas ni las de nuestras familias. Convirtámonos en madres felices!